Mi visión después de tantos años es que tenemos un problema de inicio con la marca personal: estrategia vs operativa
Que conste que yo no soy ninguna gurú de la marca personal pero sí una firme convencida de que hoy día o te esfuerzas en dejar un buen recuerdo u olvídate de que la gente te vuelva a llamar (profesionalmente hablando). Y no estoy hablando de una atención al cliente exquisita y una calidad de producto o servicio. Porque eso es como salir de casa meada y peinada. Estoy yendo más allá. Me refiero a la persona.
Por eso cada vez que me dan la oportunidad de hablar de este tema con emprendedores me lanzo a la piscina y les hablo de lo que yo he hecho. Sobre todo de los errores cometidos. Esa es la parte de donde se sacan las mejores lecciones.
Marca personal: estrategia vs operativa
Hace tiempo di un taller para las participantes del programa de emprendimiento de Fundación Mujeres. Compartí con ellas algunas dinámicas y experiencias personales. Estuvimos debatiendo muchas cosas y sacando adelante conceptos clave. Al terminar la coordinadora, Berta Lema, y yo nos pusimos a comentar la jornada y llegamos a la misma conclusión: la gente está atrapada en la operativa, la estrategia nunca se tiene en cuenta. O sea, el efecto “cuando los árboles no te dejan ver el bosque”.
Porqué hay que sentarse a pensar primero
Tengo la sensación de que la gente va a los talleres de marca personal esperando que les des herramientas para crear buenas fotos, hacerse un buen logo, escoger una tipografía, decidirse por una u otra red social, cómo vestirse, qué decir…
Entonces empiezas a hacer dinámicas para intentar hallar ese “Yo” que acallamos constantemente. Descubrir sus fortalezas y debilidades. Sorprendernos con la imagen que tienen los demás de nosotros. Ver de qué manera encajamos todo eso con el proyecto profesional que hemos decidido emprender (ya sea una carrera profesional o una empresa). Incluso a lo mejor la decisión es cambiar totalmente de proyecto profesional. Es cuando aparecen las primeras caras de “hmmm… esto no era lo que yo creía…”
Para avanzar hay que saber de dónde partes
Está claro que para iniciar un viaje (y el de la marca personal lo es) hay que tener claro desde dónde partimos y qué llevamos en la mochila. Estas cosas nos definen, hablan de nosotros mientras estamos callados. Por eso es tan importante conocer qué hay en esa mochila. Porque una parte no desdeñable de su contenido son falsas creencias que nos hemos forjado a lo largo de nuestra vida a base de errores, rechazos, descalabros… Pero cuando uno pregunta a su entorno descubre cosas que ignoraba. Fortalezas que siempre estuvieron ahí pero que uno nunca usó porque nos empeñamos en hacer justo lo contrario.
Me llama la atención que en todos los programas de emprendimiento que conozco se parta de la parte operativa. La de la empresa. La del proyecto de empresa sin analizar antes si esa idea es viable para esa persona, más allá de los temas financieros, que también son una parte importante a la hora de lanzarse: ¿esta idea que tengo es rentable?
Justo hace unas semanas Manuel Dafonte, de SELLSPLUS, compartía una reflexión al respecto. El se dedica a asesorar a la gente sobre si el negocio que pretende lanzar será rentable o no (resumido esto mucho y a lo bruto) Puso el acento en la cantidad de personas mayores de 45 que se están viendo empujadas a emprender ante la imposibilidad de encontrar un nuevo puesto laboral. Que se ponen a buscar como locos una franquicia, el traspaso de un bar (sin tener experiencia pero como la gente va a los bares, oye, imposible irnos a pique) movidos por la necesidad de conseguir de nuevo ingresos porque se me acaba el paro, los ahorros o hay unas ayudas muy buenas para ese tema. Muchas veces esa no es la respuesta. Tomas una decisión en caliente y movido por la urgencia. Nadie se para a pensar fríamente, a analizar las opciones, a preguntarse qué quiere hacer. Cuando las cosas se hacen así, sin pensar y en caliente, tenemos todos los elementos para una tormenta perfecta. Es cuando los árboles no te dejan ver el bosque.
Planificar el viaje
Por eso es tan importante sentarte a analizar tu persona y tu situación vital. Para poder planificar los pasos a dar primero hay que saber desde dónde partes y una vez ahí, es cuando decides a dónde quieres llegar. Llegado ese momento es cuando hay que:
- Pensar en cuánto tiempo podríamos conseguirlo.
- Pensar en cuántas etapas podemos dividir el viaje.
- Planificar qué vamos a necesitar para cada etapa.
- Estudiar si vamos a necesitar hacer parte del recorrido con aliados o no.
- Prever qué conocimientos nos van a hacer falta para acometer cada etapa.
- Incorporar esos conocimientos a tiempo.
- Establecer puntos de control de forma periódica.
Esto, que parece tan obvio, no se hace en la mayor parte de los casos. Si ya es complicado encontrar una empresa (y cuánto más pequeña, más improbable) que tenga un plan estratégico, ya en la parte de marca personal es impensable. Pero es que la parte de marca personal tendría que venir antes de decidir qué giro profesional quieres darle a tu vida. Opinión personal basada en mi experiencia, que seguramente no será la que manejen los gurús, pero es mi experiencia y está basada en hechos, errores, ensayos y aciertos.
Empieza la casa por los cimientos
Cualquier proyecto necesita unos buenos cimientos. Creo que en eso estaremos de acuerdo. Por eso lo primero que debes hacer antes de decidir si tunombre.com o tunombre.es, si tipografía sans serif o serif, o qué colores usar en tu logo, es analizarte.
Porque cuando los árboles no te dejan ver el bosque, lo que hay que hacer es salir del bosque:
- Aplícate una matriz DAFO. Sí, analizar tus debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Sí, igual que si fueras una empresa pero enfócalo a tu persona.
- Coge el wasap y pregúntale a tus contactos que te definan con tres palabras. Qué destacarían de ti para recomendarle a alguien que trabajase contigo. Por cierto, compra antes una caja de pañuelos. Vas a llorar (de emoción, claro).
- Trabaja en tu IKIGAI. Es una herramienta muy interesante que descubrí hace unos años y después de usarla debo admitir que ayuda mucho a centrar las cosas. Cierto es que empezar con ello es bastante difícil porque tienes la sensación de estar haciéndote preguntas tontas, pero una vez superada esa sensación la cosa va rodada. Seguramente habrá algún momento en el que te ayude pedirle opinión a alguien. Eso ya lo irás viendo sobre la marcha.
Qué es el IKIGAI
Yo lo definiría como una herramienta con la que analizar diferentes aspectos tratando de ver si todos consiguen converger en un único lugar o IKIGAI (se podría traducir del japonés como razón de vida) Si te interesa el tema puedes consultar este libro.
La idea es encontrar algo en lo que seas bueno, que te mole totalmente, que le haga falta a alguien y que encima te paguen por ello. “Eso no existe”. ¿Seguro? Pregúntale a un docente por vocación (que los hay, tengo varios amigos que lo son y he tenido profesores que se les veía de lejos, doy fe). O a un médico por vocación. O a la persona que hace madalenas de diseño para cumpleaños infantiles (me niego a llamarlas cupcakes). O al chico de pelo rizado que ha escrito dos libros sobre cómo manejar y cuidar el pelo rizado en un hombre y está viviendo dignamente de las rentas (The Curly Hair Book y The Men’s Hair Book)
¿A que los árboles te empiezan a dejar ver el bosque?… Esa es la idea. Este ejercicio no lo vas a hacer en media hora. Puede llevarte semanas. Pero es un punto de partida importante y fundamental. Dedícale el tiempo necesario.
Dar cera, pulir cera
Esto es solo el principio. ¿Recuerdas que uno de los puntos era establecer puntos de control de forma periódica? Sí, cada cierto tiempo tienes que quedar contigo y analizar las cosas. ¿Estoy alineado con lo que me propuse? ¿Estoy haciendo las cosas que me comprometí a hacer?
Las personas cambiamos con el tiempo. Vivimos experiencias, aprendemos cosas, cambia nuestra situación vital… Esto influye en nuestros planes y los reajustes, los cambios de destino, los rodeos, todo al final se hace necesario para seguir avanzando y mantener la coherencia.
Así que, no sé si será muy “canon” lo que voy a decir pero, la marca personal no es algo inerte e invariable. Está viva, como tú. Y como tú debe cambiar para adaptarse a ti como a un guante. De lo contrario los demás percibirán detalles que les llevarán a dudar de ti. Y no. No es vender la moto ni humo. Quien así lo haga no ha entendido de la misa ni la mitad.
Como siempre, espero haberte dado un punto de vista distinto y personal. Te dejo una infografía a modo de resumen.
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