Con esta noticia me desayuné el otro día y no pude estar no sólo de acuerdo sino en completa comunión con el artículo.
Cada día me sorprendo más con el perfil del usuario estándar en nuestro país. Somos la nación con la penetración más elevada de smartphones en Europa, los que más tiempo pasamos en redes sociales de la Unión, en cualquier bar o cafetería ves por lo menos media docena de tabletas (que teniendo en cuenta el apabullante número de estos establecimientos hosteleros en España frente a otros países de este continente, debe arrojar un número nada despreciable en comparación con ellos). Vamos, yo casi nos definiría como “early adopters” (en castellano antiguo “tecnológicamente caprichosos”) Sin embargo luego observo que no sabemos utilizar la tecnología. En mi círculo de amistades aún hay gente que te pide la cámara de fotos digital (¿recordáis la sony que regalaba La Caixa por domiciliar la nómina? Sí, aquella de 10.2 megapíxeles) y luego se va de vacaciones con su Samsung Galaxy S2, que no es por nada, pero creo que tiene mejor cámara que cualquiera de las digitales que usábamos hace dos años en las bodas. Luego, una vez tenemos las fotos, las guardamos en el portátil (o PC, que aún no ha muerto) y publicamos las más chulas en Facebook. Pero claro, en nuestro viaje allende otras culturas habremos hecho foticos con la Instagram, así que tendremos una nueva colección de fotos gastronómicas y culturales en esa app. Eso si además no tenemos vinculado Instagram con Facebook o Twitter, que entonces tendremos las fotos publicadas por dos o por tres.
No acaba aquí el berenjenal. Los smartphones vienen con gmail por defecto y si te animaste a abrirte una cuenta resulta que tienes activados servicios de almacenamiento como Drive o Google+ que te ofrecen hasta 15 gigas integrados entre los diferentes servicios (os pongo aquí noticia al respecto para los despistados y la propia información de Google al respecto). En esta última tienes activadas copias de seguridad que te va haciendo el móvil si así lo tienes configurado. Luego ya, con tranquilidad, irás seleccionando con qué te quieres quedar, pero de entrada, cada vez que te conectas a una red wifi (por ejemplo, aunque tiene otras opciones) te hace un backup en la nube de las fotos. Fotos que periódicamente vas guardando en tu portátil (o PC). Drive puede que lo uses o no. Yo lo uso. Es una gozada poder prescindir de los pendrives y tener siempre a mano esos documentos que de vez en cuando te hacen falta, como un CV actualizado, la fotocopia de tu DNI, esas cosillas administrativamente habituales con los organismos públicos. Aunque lo divertido empieza cuando te solicitan esos documentos y les pides un correo para enviarles el archivo. Entonces te contestan que lo lleves impreso. Hace exactamente más de 5 años que no tengo impresora. Ni siquiera scanner. En el móvil descargué una app para escanear, convertir los archivos a pdf y desde ahí guardarlos donde más me plazca. Como siempre la administración en el mismísimo paleolítico.
Pero llegados aquí hago la pregunta: ¿alguien hace copias de seguridad en un disco duro externo? Por aquello de que tu portátil pueda morir (esa famosa pantalla azul) o que Google decida de pronto cobrar por sus servicios gratuitos… Pues sorprendentemente no. Poca gente cuenta con ese disco de almacenamiento externo, y normalmente, de tenerlo lo suele invertir en guardar series y películas en VO, en VSO o dobladas. Pero del resto de archivos que forman parte de nuestra vida, y algunos de ellos tremendamente importantes…, de esos nada de nada.
Quien me conozca sabrá que nunca me conformo con dar mi opinión. También doy alternativas. Así pues, pensando en esas copias de seguridad y en esos documentos que normalmente usamos o generamos en nuestra vida diaria a nivel personal, os propongo lo siguiente. Lo primero haceros con una memoria externa, a estas alturas de la vida ya las hay de muy buena relación calidad-precio. Así que no hay excusa.
Siguiente: lo gratuito. Google y Microsoft (antes conocido como Hotmail) te dan almacenamiento gratuito en la nube, así que por qué no usarlo. Quién no tiene cuenta de correo en alguno de ellos o en ambos. Mi sugerencia es primero separar uso profesional de uso personal y bajarse las aplicaciones al smartphone para poder ir sincronizando los archivos que vayáis creando (ya sean fotos, docs, pdf’s, etc…) Repartid los contenidos y seguir vuestro propio criterio. Ahí sí que no voy a daros tips porque cada uno es de su madre y de su padre.
Hablemos de fotos. Existen multitud de app’s para editar fotografías. Daros una vuelta por la Apple Store o por Google Play. Bajadlas, trastead un poquito con ellas y quedaros con la que más os convenza. De todas formas los smartphones suelen venir con un editor de imágenes bastante aceptable en el sentido de que puedes arreglar tema de añadir luz o modificar contrastes. Normalmente una repasadita a las opciones que trae tu cámara de serie te será de gran utilidad y probablemente descubrirás alguna función sorprendente. Yo uso UCam, que me convenció desde el primer momento hasta el punto que un año más tarde me hice con la versión de pago. Pero como ya expliqué, cada uno tiene sus filias y sus fobias, así que animaros a daros una vuelta por la tienda para encontrar la que mejor se adapte a vuestras necesidades. Otras opciones que probé fueron Pixlr-o-matic, Photo Studio y PicsArt Photo Studio. No incluiré Instragram en esta selección porque es una red social y no un editor de imagen. Tiene algunos filtros que ayudan a hacer expectaculares fotos que de otra forma serían nada, pero ya está. No va más allá. Para almacenar las fotos os sugiero descargar en memoria externa y sincronización con el servicio de almacenamiento cloud que elijáis. En mi opinión el más cómodo es el servicio de Fotos de Google, que como ya os dije, va sincronizando de forma automática si configuráis el móvil de esa manera. Os deja las fotos en privado para que luego las organicéis como mejor os convenga. Pega, que alguna vez el tema de privacidad en Google se ha visto comprometido (recientemente se cruzaron los mensajes del chat de Gmail, con lo que mensajes que estabas enviando a un usuario los acababa recibiendo otro distinto).
Hablemos de documentos habituales. Si tienes smartphone has de saber que puedes hacer muchas más cosas aparte de mandar “wasaps” y ver vídeos en YouTube. Una función que a mi me encanta es la de poder usarlo como un scanner. Hay app’s que, a partir de una foto del documento que deseas escanear, te generan un pdf que luego puedes mandar por correo, archivarlo en el servicio cloud que más rabia te dé y no tener que andar con fotocopias en la cartera (DNI’s, cartilla del paro, informes médicos, boletines de baja, etc…) En mi caso uso CamScanner y os garantizo que la calidad es excelente.
Básicamente esas son las cosas que considero que forman parte habitual de nuestro día a día personal: fotografías y documentos. Cosas que por motivos varios precisamos conservar en el futuro. Pero claro, cada uno tendrá sus prioridades y estaré encantada de escuchar las vuestras. ¿Sois organizados? ¿Qué herramientas usáis?