Cómo hacer SEO con Colibrí: escucha a tu abuela

Hace unas semanas leía esta noticia. Como siempre, Google andaba con nuevos cambios en su algoritmo. El de este año se llamaba Pingüino y sufrió creo que dos actualizaciones desde su puesta en marcha. Quise darle tiempo a ver qué ocurría, qué se cocía en la red. Además, le prometí a mi amiga Gloria Marín que le hablaría de Colibrí. Así que aquí tienes tu artículo.

De un tiempo a esta parte compruebo con extrañeza y en algunos momentos miedo, tanto experto en SEO y tanta obsesión por el mismo. De hecho creo que a veces la gente hasta se plantea vender a su madre con tal de obtener el SEO. Es como la nueva piedra filosofal del sg XXI. Tengo la impresión que se nos está yendo de las manos. Vayamos por partes.

SEO viene del inglés, es el acrónimo de Search Engine Optimization y que viene siendo traducido por “optimización de buscadores” pero que se ha acabado resumiendo en “posicionamiento natural”. El “posicionamiento natural” mola mazo porque es gratis. Así lo venden. A Google el SEO le importa mucho. ¿Por qué? Para convertirse en el buscador preferido de cientos de millones de usuarios en el planeta buscó mejorar la experiencia del usuario. Para mejorarla entendió que tenía que ser capaz de arrojar las búsquedas precisas a las preguntas que realizaban las personas. Se pasó de indexar a “manija las páginas” a indexarlas por la cantidad de veces que eran visitadas o el número de veces que eran linkadas en otros sitios. Entendía que si una página tenía mucho movimiento y era referida muchas veces por otros usuarios para dar respuesta a un tema, es que el contenido era importante, era “relevante”.

Fue, en mi opinión, cuando empezó el cachondeo. “Claro… si consigo muchos enlaces externos me posicionará antes y mejor…” Pues vamos a vender posicionamiento express y garantizado. Les “enchufamos” tropecientos enlaces externos (que no tienen que ver con la web pero Google es tan “tonto” que no se dará cuenta) y lo petamos. Funcionó un tiempo. Había gente que trabajaba bien, con la filosofía de Google. Pero había gente que estaba por el dinero aquí y ahora. Así que Google evolucionó para no dar resultados no relevantes a los usuarios y penalizó esa técnica. De la noche a la mañana millones de webs pasaron al final de la lista y Google se convirtió en un déspota que quería dominar el mundo.

Luego empezaron con el tema de las palabras clave. Y todo el mundo empezó a meter palabras clave a diestro y siniestro. “¡Mira en Google Trends!” y resulta que Shakira era lo más comentado esa semana. “¡Cachis!… yo vendo cables” Tranquilo. Metemos un post comentando el parecido de las rastas de Shakira con cables de colores… (Este ejemplo es una licencia literaria, pero la realidad siempre ha superado la ficción)

by Donyanedomam - Fotolia.com

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Ya no sólo tenías que tener presente las palabras clave, sino además calcular el “ritmo”, la cantidad, la longitud de tus publicaciones, meter las etiquetas, poner nombre a las fotos, geolocalizarte y supermineralizarte…Se nos fue de las manos. De pronto todo era demasiado complicado y hacía falta un experto (aquí parece que me estoy tirando piedras sobre mi propio tejado, pero yo creo que no…) La gente parecía que no sabía escribir, que no tenía ni idea de cómo adaptar su mensaje al trending topic de la semana… Un berenjenal. Mientras tanto, Google seguía poniéndose cada vez más y más reaccionario. Cambios más numerosos, evoluciones para evitar las trampas… Y llegó Colibrí. ¿Qué significa esta nueva evolución? ¿Hacia dónde quiere ir Google?

Hace años ya, la gente hacía búsquedas sólo con palabras clave. Si querías una receta de brownie escribías algo así como “receta brownie” y obtenías todos los resultados en los que apareciese “receta” y “brownie”. Ahora la búsqueda es “el mejor brownie del mundo”, “hacer brownie en 15 min”. Hemos pasado de hablarle a una máquina a hablarle a la máquina como si fuera una persona. Lo mismo aplica para YouTube. Así que ahora, lo que Colibrí nos pide es que demos contenido relevante respondiendo a preguntas directas. Es decir, que evolucionemos de las “keywords” o “palabras clave” a las “preguntas concretas”.

Esta evolución es lógica teniendo en cuenta que ahora se empiezan a hacer búsquedas por voz, y ya sabemos qué vagos somos los humanos para algunas cosas. ¿Por qué escribir cuándo puedes hablar?

¿Qué tiene que ver todo lo que he escrito con el título?. Está claro que Google lo que quiere es dar contenido relevante de calidad. Así que recomendaciones técnicas para SEO tenéis por doquier, no me pondré a enumerarlas. Pero sí que desarrollaré lo de contenido relevante. Cuando quieras ponerte a redactar los contenidos de tu blog o web, piensa en tu producto o servicio y en cómo tus clientes buscarían ese producto o servicio. Usa un lenguaje claro para quien sea ajeno al tema, olvídate de tecnicismos y de querer parecer un experto. Si tienes un negocio deberías ser un experto ya ¿no? Bien, pues baja el nivel. Sí, cuesta. Me lo vas a contar… Olvídate de textos de entre 400 y 700 palabras. Tú escribe lo que te haga falta. Si lo que publicas tiene sentido para otros, para muchos otros, no te preocupes que te referenciarán. Haz como te decía tu abuela: sé tu mismo. Sé coherente con tu mensaje, con tu imagen, con tu negocio… Olvídate de lo demás. No trates de hacer lo mismo que el resto. Diferencia tu negocio. Colibrí, a mi juicio, premia eso. Entiendo que seguirá manteniendo los temas técnicos (arquitectura de tu web, importante que no te la haga el novio de la prima de tu amiga), que se refresque el contenido (ritmo de publicación, sin obsesionarse…) pero lo importante es ser tú mismo. Ahí es donde puedes diferenciarte del resto. En la “long tail”. Aquí sí que te dejo un artículo que me ha parecido muy clarito.

Acabo de contar las palabras de mi artículo. Casi mil. ¿Me sigues? 😉 Pues eso.

Mapi Báez
Mapi Baez y punto. Enamorada de la vida, la familia, las amistades y de la gente con mi mismo desorden mental. Community Manager estrategiando en medios sociales. Proyecto tu negocio hacia tu cliente nicho con contenidos que generen complicidad y conversación, pues es a través de la confianza con la que se consigue cerrar las ventas. Hagamos que la gente se enamore de tu marca.
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